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5 Mitos sobre la sangría

5 Mitos sobre la sangría Bodegas Yzaguirre

1. La sangría es siempre de vino tinto

¡NO! La sangría se puede hacer con vino tinto, vino blanco, cava… Por eso existen dos tipos de sangría La Fresquitas: la versión de vino tinto, llamada zurra; y la de vino blanco, clarea. En algunos lugares de España, como Asturias, se puede encontrar sangría elaborada con sidra. Así que para gustos… ¡sangrías!

2. La sangría siempre lleva alcohol

¡NO! Aunque en la mayoría de recetas se incluyen licores, e incluso más de uno, la sangría no siempre tiene por qué llevar. Nos referimos al alcohol añadido, sin incluir los grados que aporta su ingrediente base: el vino. La sangría La Fresquita elaborada con vinos de variedades Macabeu, Xarel·lo y Parellada, la convierte en una bebida perfecta para tomar durante las comidas.

3. La sangría es solo para turistas

¡NO! Aunque sea un reclamo turístico para gente venida de todo el mundo a disfrutar del mejor verano en nuestras costas, la sangría es una bebida increíblemente popular entre los españoles. Una sangría buena o casera tiene el mismo protagonismo en la mesa que un buen vino. De hecho, a pesar de que el origen de la sangría no señale directamente la Península Ibérica como lugar de origen, la Unión Europa tiene una normativa según la cual España y Portugal son los únicos países autorizados en elaborarla. Además, cada vez encontramos más variedades de sangrías gourmet en el mercado, que nos ofrecen un sabor más rico y una experiencia similar a la toma de un buen vino.

4. La sangría es una bebida solo para el verano

¡NO! A pesar de que las bebidas refrescantes siempre apetecen más con la llegada del calor, la sangría La Fresquita siempre está a la venta y presente en festividades y eventos como Navidad, reuniones con amigos, aniversarios… Para aquellos a quienes les guste más el dulce y los sabores afrutados, la sangría siempre es una buena opción.

5. La sangría es perjudicial para la salud

¡NO! Dado su alto contenido en azúcar y fructosa, si la tomamos sin demasiados licores y con moderación, podremos beneficiarnos de algunas de las propiedades que contiene el vino base. El vino, por ejemplo tiene efectos anticoagulantes y antitrombóticos, con lo que, en su justa medida, puede ser beneficioso ante enfermedades cardiovasculares. Esta propiedad también ayuda a combatir varices o a reducir los daños producidos por el tabaco. Además, según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación, el consumo moderado de vino es el responsable del 20 % de los beneficios de la dieta mediterránea.

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